DOLOR PSICOSOMÁTICO. Un enfoque terapéutico rápido y eficaz.
(Mi interés personal por las ‘enfermedades funcionales’, comienza en 1985 a través de la práctica clínica de la Sexología. Por una parte algunos casos de trastornos somatomorfos cursan con síntomas sexuales: una disfunción eréctil o eyaculatoria de largo tiempo de evolución, una anorgasmia primaria persistente…, una vez descartada la etiología orgánica pueden considerarse claramente como enfermedades funcionales.
En cuanto al tratamiento la psicoterapia cognitiva imprescindible para tratar de solucionar estos trastornos de origen emocional la encontré en la REBT de Albert Ellis, y desde el punto de vista físico, primero con la relajación de Jackobson y a partir de 1992 con la Técnica de Reeducación Postural DFA)
La aplicación coordinada de dos técnicas reconocidas: una terapia cognitiva (REBT) y una técnica de aprendizaje interoceptivo (DFA), puede ser una solución para determinados tipos de dolor ‘psicosomático’ en un número reducido de sesiones.
Dentro del confuso concepto de “psicosomático” este enfoque terapeutico hace referencia al diagnostico y tratamiento del síntoma dolor cuando se confirma que éste es provocado directa o indirectamente por conflictos emocionales: generalmente Trastornos de Ansiedad y/o del estado de ánimo, quedando excluidos los casos de Psiquiatría mayor.
El estudio se desarrolla en base a la hipótesis que el mantenimiento de la expresión externa o contenida de emociones trastornadoras habituales como son la angustia, la rabia, la depresión o la culpa, adopta unos patrones de tensión muscular específicos para cada persona, que llegan a ser con los años involuntarios y inconscientes.
Así, muchos de los síntomas “psicosomáticos” al igual que algunas de las enfermedades llamadas “funcionales” pueden ser causados en parte, por estos estados de tensión específica.
Si la hipótesis de partida se confirma (que el dolor o los síntomas desagradables están efectivamente causados por un exceso de tensión muscular, y que esto es la expresión de un estado emocional alterado), es posible actuar sobre estas emociones al mismo tiempo y a dos niveles (cognitivo y corporal), con dos técnicas diferentes y complementarias:
Primero, mediante una breve intervención cognitiva -utilizando la REBT d’Albert Ellis-, la persona toma conciencia de cuales son las ideas o creencias que probablemente están causando su estado emocional alterado, y qué puede hacer para cambiarlas.
Ver Reestructuración cognitiva – REBT
Paralelamente al trabajo cognitivo, un sencillo y profundo trabajo corporal –utilizando el DFA– permite a la persona tomar conciencia de que manera esas emociones alteradas ocupan lugar en su cuerpo, qué patrones de tensión específicos adopta y por supuesto, aprender la manera de que esto no suceda así.
En la mayor parte de casos, la combinación de estas dos técnicas suele obtener resultados rápidos: la confirmación de la hipótesis y por tanto la experiencia de una cierta mejoría deben poder observarse ya desde la primera sesión. Entre 4 y 8 sesiones se adquiere una estabilidad aceptable, susceptible de mantenerse a medio y a largo plazo con alguna sesión de recuerdo. Todo, con una periodicidad decreciente, ya que el objetivo del tratamiento no es fomentar la dependencia al mismo o al terapeuta, sino enseñar a la persona a adquirir autonomía respecto al control de su sintomatología disfuncional o dolorosa