¿Porqué me interesan los trastornos psicosomáticos?

Los estudios de Medicina, tal como se enseña en la universidad, son un enorme compendio de conocimientos sobre una inmensa cantidad de enfermedades. Tantas, que es necesario compartirmentarlas para su estudio en las diferentes especialidades que ya conocemos: medicina interna, neurologia, dermatologia, urologia, ginecologia, traumatologia , oftalmologia, etc, etc…

De esta manera, la medicina interna y el resto de especialidades médicas diagnostican, tratan y previenen las enfermedades. Pero se orientan únicamente hacia las enfermedades en las que se identifica con claridad al agente causal de la misma, buscan una causa física y mesurable: ya sea un traumatismo, un virus o unas bacterias, el propio sistema inmunológico, una variable genética… o si no, finalmente, reciben el calificativo de “idiopático” que es una antigua manera de decir que se desconoce la causa de aquella enfermedad. Asimismo, debe poder observarse con objetividad algún tipo de daño o lesión provocado por dicho agente, sea conocido o desconocido, en alguno de los órganos que forman los distintos sistemas de nuestro organismo. En todo caso, estamos hablando de las llamadas enfermedades orgánicas.

Pero no todas las dolencias físicas que experimentamos los seres humanos cumplen esos criterios de “organicidad”.

Muy frecuentemente, ante la queja de un paciente, no se llega a identificar ningún agente causal, y además, los síntomas con los que se expresa esa dolencia tampoco se corresponden exactamente con los criterios de diagnóstico de “enfermedad orgánica”…  Y ahí empieza el problema.

Es un gran porcentaje de personas que sufren durante años algun tipo de dolor o síntoma desagradable, y no encuentran solución en la medicina tradicional. Porque toda dolencia que no cumpla los criterios de diagnóstico establecidos para una determinada “enfermedad orgánica” difícilmente encontrará respuesta en la medicina interna y en las distintas especialidades médicas.

Estas personas presentan un moderado o intenso malestar o dolor físico, frecuentemente de forma crónica y que a pesar de todos los análisis clínicos y pruebas complementarias que se puedan realizar desde las diferentes especialidades médicas, no se identifica ningún agente causal ni se objetiva lesión en ningún órgano.

Son personas que llevan mucho tiempo haciendo un largo y fatigoso recorrido por los mejores especialistas médicos buscando saber qué le pasa, haciéndose todo tipo de pruebas… y casi siempre reciben la misma respuesta: “Usted no tiene nada”, “estos son los nervios”…

Es cierto. La respuesta más común de la medicina es negar la enfermedad (“usted ni tiene nada”), lo cual no deja de ser cierto desde el punto de vista orgánico, pero deja sumida a la persona en un gran desconsuelo porque objetivamente sí que tiene “algo”.

El segundo paso por parte del médico de familia o el especialista es enviarla al departamento de psiquiatria, pero muchas personas se resisten a ser considerados como enfermos psiquiátricos, y más cuando el tratamiento suele basarse únicamente en la medicación con fármacos psicotrópicos.

En el caso que lleguen a ir al médico especialista en enfermedades mentales, es decir, el psiquiatra, probablemente diagnosticará un tipo de trastornos llamados trastornos somatomorfos de los que hablo en la página El concepto de “psicosomático”.

Pero la mayor parte de estas personas no son, ni serán probablemente nunca, enfermos mentales.

Aún así, en el diagnóstico y el tratamiento de su dolencia se les suele dirigir hacia esa dirección.

No es extraño que muchos de ellos, cansados de ir de una consulta a otra y que se les trate de casos psiquiátricos, busquen otro tipo de escucha en las “medicinas alternativas



  • Tengo un especial interés y afecto por este grupo de dolencias que provocan un gran sufrimiento a muchas personas.
  • Mi pretensión es tratarlas desde el concepto médico holístico, desde la medicina tradicional.
  • Buscando, si realmente presentan una disfunción, o trastorno funcional, de qué manera se puede recuperar esa función desde la unidad psicofísica, con técnicas adecuadas tal como explico en las páginas de “El tratamiento de los trastornos funcionales” y “DOLOR PSICOSOMÁTICO: un enfoque terapéutico”.